
Después del desconsuelo por la farsa de Frida Sofía, la niña que nunca existió bajo los escombros de la escuela Enrique Rébsamen, hubo una Frida que se ganó el respeto y la admiración de todos.
Se trata de una perra de raza labrador, entrenada por la Marina mexicana para rescatar personas y apoyar en situaciones de desastre, que realizó una inconmensurable tarea junto a los brigadistas.En su homenaje, una casa que hace tatuajes ofreció hacer su diseño a cambio de donaciones.
"Cambiamos tatuajes por víveres. Tatuaje de uno a cinco centímetros, trae 150 pesos en víveres: ropa, leche, pañales, enlatados, cobijas, vendas, medicamentos, gasas, todo sirve", anunciaron. La respuesta no tardó en llegar y uno de los diseños más buscados fue el de Frida, una de las heroínas de la tragedia.
